4/2/12

Maco meu


La música flotaba por el aire de aquella habitación abarrotada de recuerdos de una niña que ya no era. Un nuevo elemento había entrado como un huracán en su vida adueñándose de sus sueños y sus pensamientos, sus fotos, sus besos y sus canciones.
Tocaba notas con vida propia que le revoloteaban entre el cabello antes de unirse a su sonrisa, porque aquella figura masculina sobre el banquillo del piano de su salón le parecía tan bella como fuera de lugar. Pero vista a través de un objetivo empañado por una felicidad romántica, todo se veía de otro color.
Si le hubiesen dicho en aquel instante que se encontraba en el cielo, se lo habría creído. Lo que ella no sabía era que su chico del piano era el chico que más la iba hacer llorar. La foto, de un recuerdo maravilloso, perdió el color por las lágrimas que cayeron sobre ella y sobre el recuerdo de uno de aquellos primeros días.
Pero no hay ninguna herida de amor que no se cure con un beso. Y un beso cálido o apasionado, con banda sonora tocaba por sus dedos sobre teclas blancas y negras, como las películas mudas de Charlie Chaplin. 
Pero este es un texto para una foto que no viví y no sé cómo terminar de contaros una historia...que no es la mía.

Happy :)

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